El alcalde del PSOE que retiró a la Policía Local de las pedanías, lanza ahora la ocurrencia de crear una nueva unidad especial de combate y antidisturbios
• María Belén Pérez: “la idea que el Sr. Mateos tiene de la seguridad ciudadana depende de la última película que haya visto. Lo que los lorquinos necesitamos es recuperar la presencia permanente de policías locales en pedanías que jamás debía haber suprimido”.
15 diciembre, 2020.- La concejal de seguridad ciudadana en el ayuntamiento de Lorca por el Partido Popular, María Belén Pérez, ha informado que el alcalde de los socialistas está intentando cambiar unilateralmente y a espaldas de los grupos políticos municipales la relación de puestos de trabajo de la Policía Local para intentar crear una “Unidad de combate y antidisturbios”. Se trata de una iniciativa que ha intentado esconder a todos los partidos, y de la que nos hemos tenido que enterar por la calle. No es la primera vez que sucede, lamentablemente. El Sr. Mateos se ha parapetado en su despacho y no hay forma de que se comunique ni con la gente ni con el resto de la corporación, y así no se hacen las cosas.
Nosotros tendimos la mano al Sr. Mateos para colaborar en cuestiones de seguridad ciudadana, pero nos respondió sacando la apisonadora y destrozando un sistema que funcionaba. Ahora se da cuenta de la enorme metedura de pata y en lugar de buscar el consenso, vuelve a las andadas, intentando colar una modificación de la plantilla que los propios agentes le han tumbado, y que no ha servido más que para generar malestar y tensiones innecesarias.
Ante la falta de liderazgo y sentido común del Sr. Mateos, nosotros proponemos que se realicen cuanto antes todos los cambios necesarios para que la Policía Local vuelva a patrullar por nuestras pedanías, a las que el alcalde del PSOE dejó totalmente desprotegidas retirando los agentes que las vigilaban. Para eso sí apoyaríamos cambios, pero para que el Sr. Mateos se ponga ahora a formular experimentos y ocurrencias, es mejor que se esté quieto.
Al Sr. Mateos le faltó tiempo para cargarse las unidades especiales de pedanías y seguridad ciudadana (UESCARM y UPROL), y ahora ha intentado imponer unos cambios excusándose en un Plan Estratégico “fantasma”, que él mismo reconoce que ni siquiera existe. Encima nos hemos encontrado con que el alcalde de los socialistas no ha sabido ni siquiera plantear esta hipotética ocurrencia, ya que quiere colarla como una unidad para el control de masas en grandes concentraciones, una cuestión en la que carece de competencias.
Si lo que quiere es generar una unidad policial de intervención especial, que se plante mañana mismo en el despacho del delegado del gobierno, compañero de su partido, y le exija que las unidades de estas características que ya existen en Policía Nacional (Unidad de Prevención y Respuesta), y Guardia Civil (Grupo de Reserva y Seguridad) se trasladen a nuestro municipio cuando la situación lo requiera. Lo que resulta un disparate es plantear la ocurrencia de crear un grupo de combate, con un equipo que incluye, textualmente: “barras punzantes, pinchos, escudos antidisturbios, mazas y cizallas”, entre otros elementos.
La “fórmula” que el Sr. Mateos intenta colarnos, incluye la selección de agentes de la policía local a través de una criba que exigía una prueba de “Tiro de combate”. Es evidente que la idea que el Sr. Mateos tiene en materia de seguridad ciudadana depende de la última película que haya visto, y así le va.
Los lorquinos no necesitan un grupo de combate en el seno de la policía local, ni tampoco un grupo de antidisturbios, para eso ya tenemos a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Lo que necesita Lorca es recuperar y garantizar la presencia permanente de la Policía Local en nuestras pedanías, que a día de hoy y por la decisión exclusiva del Sr. Mateos, están sin un solo agente, desprotegidas y abandonadas. Las ocurrencias y los experimentos, que los haga el Sr. Mateos en su casa y con gaseosa. También hemos conocido que el Sr. Mateos pretendía incluir en ese grupo a 16 agentes, a los que se les iba a entregar un plus mensual de 300 euros, una pretensión que fue rechazada de plano por representantes de la propia plantilla, puesto que constituía un hecho discriminatorio.